26 Noviembre: Real Madrid 4 – Atlético de Madrid 1

 

Una vez más el Atlético perdió un derbi vinculado con lugares comunes a muchas de esas habituales derrotas frente al equipo blanco. Lo de siempre. Adelantarse en el marcador, jugadas polémicas, ensañamiento madridista en juego, resultado y reacciones y sobre todo la indefensión en la que vuelven a dejar a escudo, historia y afición algunos representantes oficiales del club.

Manzano acertó en el planteamiento inicial, sin duda. Plantó un 4-4-1-1 que tapaba con tensión y disciplina todos los caminos de ataque del Real Madrid. Diego siempre pendiente de Xabi Alonso, olvidándose de compromisos zonales. Salvio en la derecha y Turan en la izquierda disciplinados en las coberturas. De las intenciones publicitadas por Manzano en la semana previa para el partido sólo se cumplía la adjetivación de cerrado porque el partido del Atlético no fue ni feo ni bronco mientras jugó en igualdad numérica. Fue la imagen más contundente y pragmática del Atlético fuera de casa en lo que llevamos de temporada.

En el minuto 15 se adelantó el Atlético con un golazo de Adrián, su quinto gol en la liga. Y en el 21 Domínguez se queda enganchado demasiado atrás mientras Godín salía a por Cristiano y los dos laterales también más adelantados. La posición de Domínguez habilitó un gran movimiento de Benzema y una gran combinación del Madrid. El cambio de Diego para la entrada de Asenjo era tan obvio y lógico que Carlos Martínez y Robinson lo anticiparon en la retransmisión de Canal+ y el propio protagonista no se sorprendió al recibir la noticia.

A partir de ahí el partido tornó a bronco y acabado. Xabi Alonso aumentó su protagonismo en el juego del Real Madrid pese a que Adrián recogió parte de la misión defensiva de Diego. Godín no tuvo la velocidad para tapar a Cristiano en el segundo gol, cometió el error del partido al regalarle a Higuaín el tercero y cometió el penalti del cuarto. Un partido para olvidar del uruguayo, que ha acumulado demasiados errores letales desde su llegada al Atlético de Madrid.

Gregorio Manzano retrasó los dos cambios finales de manera inexplicable, para un equipo que tuvo que jugar con nueve jugadores de campo durante setenta minutos. El entrenador atlético está virtualmente sentenciado porque no agrada a la afición, la plantilla cada vez cree menos en él y los resultados después de disputar un tercio de la temporada tienen al equipo en el undécimo puesto, por debajo del ecuador de la clasificación, siendo el peor equipo de Europa como visitante. Pese a que han sonado nombres como Benítez, Schuster, Luis Aragonés, Antic o Pantic el que más posibilidades puede tener es Carlo Ancelotti. Todo lo que suene a caro y que venga de fuera tiene más opciones en el Atlético.

La afición también debe sentirse decepcionada por la tibieza con la que Manzano se ha comportado ante los ataques verbales de Mourinho antes, durante y después del partido así como por la actitud de Reyes, riéndose a tumba abierta en su entrada al campo con el 3-1 en el marcador o el paseíllo flagrante por lo lento que se dio Turan en ese mismo momento, en su sustitución.

 

Mateu Lahoz

Vaya por delante que es del todo aceptable que expulsara a Courtois y a Godín en los penaltis y que con otro árbitro lo más seguro es que el marcador no hubiera variado gran cosa. El tema de este árbitro es otro. Mateu Lahoz es hoy en día el árbitro favorito de crítica y público en España. Sería magnífico descubrir científicamente qué ha sido lo que más ha contribuido a su magnífica imagen y calificación, si el que sea el árbitro favorito de Mourinho o que la prensa bendiga su filosofía de dejar jugar y pitar poco, convirtiendo la expresión “un árbitro estilo inglés” en un epíteto indiscutible.

Digamos que Mateu Lahoz se despega más de lo habitual del reglamento y concede a su libertad interpretativa licencias populistas que evocan cierto vanguardismo y aparente valentía. El problema es que uno nunca sabe a qué atenerse, cuándo Mateu se ciñe estrictamente al reglamento o cuándo no. Lo hace de manera arbitraria, nunca mejor dicho. Esa acordeón cuanto más amplia es más opción tiene de provocar injusticias. En el derbi Arda Turan debía haber recibido una amarilla a los diez minutos porque primero agarró por detrás a Lass Diarra, recibió el aviso del colegiado y poco después realizó una entrada por detrás y sin balón a Di María. No lo hizo hasta una tercera entrada fuerte.

Dos minutos después del gol del Atlético hay una falta de Filipe Luis a Di María por detrás y el argentino reacciona levantándose y yéndose con pecho y hombro contra el autor de la falta. Diego llega a separar y Di María cae como víctima de un tiro. Pero fue Diego, el que menos lo merecía de los tres, el único que se llevó la tarjeta de este árbitro tan poco tarjetero, la primera del partido. Hecho determinante en que luego fuera el elegido para ser la víctima del cambio obligado.

Otras entradas merecedoras de tarjeta según reglamento y que no la recibieron sólo en la primera parte fueron: Xabi Alonso (min 19.30, ya la buscaba por entonces sin suerte), Salvio (min 28), Assunçao (min 34), Filipe (min. 36) y Lass Diarra (min 40). Otras más podrían añadirse a esta lista en la segunda mitad. Cuando Mateu quiere, se aleja del reglamento para dejar pasar tarjetas que a posteriori podrían tener una determinación clara en el partido. Sin embargo para las expulsiones se ciñó, cumplidor y ortodoxo, a la normativa.

Además de los futuros problemas en los que le pueda involucrar su estilo y su modus operandi Mourinho ha metido en un lío añadido a Mateu Lahoz. Es su árbitro favorito y lo pregona en cuanto puede. En el derbi el colegiado tuvo que dar un aviso al entrenador del Real Madrid en el minuto 34 por sus reclamaciones ante las faltas del Atlético. En el minuto 36 Mourinho y sus ayudantes se dirigieron sin disimulo con gestos y expresiones verbales al banquillo rival pero ya Mateu no intervino y miró para otro lado. Mourinho, por cierto, se desenvuelve en los partidos con total impunidad. Cierto es que puede hacer lo que quiera, faltaría más. De hecho da la impresión que en todo momento lo hace. Pero hay cierta incompatibilidad del reglamento con la manera en la que se lo aplican o no se lo aplican. Mourinho puede hablar en el tono que le apetezca a jugadores o entrenadores rivales o irse cuando le place a seguir el partido a la boca del túnel de vestuarios. Sorprendió que en la rueda de prensa tras el partido dijera que alguno de sus jugadores se había ido cojeando, refiriéndose a Cristiano, cuando él lo mantuvo los noventa minutos en el campo y la entrada que más le dañó, la de Perea al tobillo, ocurrió en el minuto 33 de la primera mitad. O que se haya quejado del planteamiento de partidos feos o con excesiva dureza. La versión polémica de Mourinho no pasará, no cambiará, Y se seguirá hablando más sobre ella que sobre la mejora que ha experimentado el juego del Real Madrid esta temporada con respecto a la pasada.

 

 

 

20 Noviembre: Atlético de Madrid 3 – Levante 2

 

Contra el Levante el Atlético salió con el clásico 4-3-1-2 cuando tenía el balón transformado en un 4-1-3-2 cuando había que defender. La gran novedad podría ser la situación de Turan en el interior derecho pasando Tiago al izquierdo. Quizás se buscaba asociar al turco con Silvio por su lado. Tiago, que es otro de los » perseguidos» por el público del Calderón demostró, con poco, más variantes de juego que Gabi. Los diez primeros minutos fueron tremendos por parte del equipo local y en el minuto 27 ya había pitos en el estadio pese al buen nivel mostrado por Filipe, Turan, Miranda, Domínguez y Diego o al claro penalti no pitado de Farinós a Adrián.

En la segunda mitad Manzano rompió la baraja y metió a Pizzi por el lesionado Tiago. Esta fue la clave del cambio de partido. Se varió el sistema al 4-2-3-1 con Diego en el centro al lado de Mario Suárez, mayores riesgos defensivos al servicio de la locura. Por fin Manzano puso dos jugadores adelantados pegados a la banda, incisivos (Pizzi y Salvio) y dejó a Turan en la mediapunta, otro experimento apasionante. Pizzi tuvo sus mejores minutos en la Liga BBVA y Diego pisó el área rival continuamente partiendo desde una posición retrasada. Pese a la mejora el público siguió pidiendo a Reyes. Cuando el sevillano entró en el minuto 64 (en lugar de Salvio) el Atlético ya había disparado quince veces a portería, ocasiones tan claras como el mano a mano de Adrián, el error de Salvio o el disparo de Diego que sacó un defensa bajo los palos.

Entró Reyes al campo y cuatro minutos después asistió a Pizzi para el primer gol. El portugués corrió, buscó la opción, le ofreció la asistencia a Reyes más que Turan y Adrián, y definió con precisión. Turan ya no debería soltar la mediapunta después de acciones como la de la asistencia en el gol de Adrián y Diego debería enorgullecer a los Atléticos porque el precio de la entrada se justifica entero con detalles como el de su dejada de sutil taconazo a Filipe en el minuto 89. Reyes erró en los dos goles del Levante reforzando la idea de que tiene que partir desde el banquillo si el Atlético quiere ser equilibrado, jugar con Adrián y Falcao arriba y no abandonar la magia de Diego y Turan.

 

 

 

3 Noviembre: Atlético de Madrid 4 – Udinese 0

 

El Atlético de Madrid no sólo ganó 4-0 al segundo clasificado del Calcio y repartió momentos brillantes en el Calderón. El equipo rojiblanco también avanzó en el modelo, mejoró cuentas pendientes y ratificó insinuaciones previas que ya parecen constatadas. Estan son hoy mis conclusiones:

– La mayoría de un estadio no tiene por qué tener razón y menos con respecto a una trama tan intrincada como la futbolística. Como dije el miércoles en el programa La liga a debate de Canal+ Liga la mayor parte de los políticos europeos pensaban que la mayoría griega iba a errar en su voto antes de que Papandreu rectificara. La mayoría solo es soberana cuando conviene y se le permite. Quizás la trayectoria de dos décadas y media del propio club no haya educado convenientemente a su afición sobre el mérito y el objetivo. Las voces de un campo de fútbol cambian de parecer a menudo, pintan un santo con el mismo fervor con el que lo borran y practican sobre sus imágenes adoración o lapidación en función de corrientes climatológicas o mediáticas. El Calderón no es distinto a cualquier otro pero a veces da la impresión de que la vigencia o el carácter vinculante que se le quiere dar a los gritos es malintencionado como interesada puede ser la manera en la que se eleva un coro a decreto. A la gente hay que dejarla a su aire. Valdano dijo en El Larguero de la SER que al hincha hay que pedirle que se comporte como un hincha.

– Escuché a un veterano periodista desautorizar al entrenador y a uno de los titulares a las 21.00 h. y piropearlos tres horas después. La prensa en general es injusta con el Atlético de Madrid por dos simples motivos: Los que simpatizan con el Atlético tienen vínculos más o menos emocionales con el presente o el pasado deportivo o dirigente, con el condicionamiento correspondiente. Los que no simpatizan, tratándose del Atleti, disfrutan de ocuparse del tirón en el proceso de la depilación a la cera.

– Entraron Perea y Antonio López en la alineación. La pubalgia no le permite a Silvio el hábito de jugar un partido tras otro y Filipe Luis había disputado tres encuentros en una semana con el tremendo desgaste que le exige a los laterales el sistema de Manzano. Perea y Antonio López estuvieron a un buen nivel.

– Insisto en que Manzano sigue utilizando un trivote solo que ya lleva unos cuantos partidos incluyendo a Arda Turan en esa línea de tres y con excelentes resultados para el turco, por cierto. Centrocampistas y delanteros han ofrecido un progreso interesante en los dos últimos partidos: La presión defensiva más constante y adelantada y el movimiento sin balón en ataque, con la búsqueda de espacios continua y la ocupación ya habitual y sucesiva de las bandas por parte de Adrián, Gabi, Diego y Turan. Al crear espacios se favorecen las opciones de pase y las internadas.

Adrián es la gran noticia. Anuncia la conquista, la adquisición del instinto. Lo posee, saldando la única duda que se podría tener con este jugador. Está creando el gol de la nada. Con la cabeza, con el pie, con la asistencia. Sus amagos y su pausa en el área son cautivadores. No es una comparación considerable así que ruego a la vez la disculpa madridista y rojiblanca. Es sólo un ramalazo del recuerdo pero esa manera de congelar la materia física que le rodea en el área para aislar su química neuronal, para pensar lo que hacer el tiempo que sea necesario mientras su entorno permanece detenido, ese botón de «pause», me recuerda a Butragueño, con perdón.

– El Atlético de Madrid enseñó a Adrián con orgullo, recuperó a Falcao, se puso líder del grupo y mostró ambición. Con la entrada de Koke por Diego Manzano no reprimió sus ganas de más. Situó al canterano en la mediapunta para gastar su llegada y su disparo y a punto estuvo de aumentar la cuenta de goles para su equipo. Godín cometió dos errores llamativos, de esos que siempre son menos perdonables para Perea o Miranda. También acertó quitándole el balón a Fabbrini en el área en el minuto 4. Sobre todo dejó claro que el gran valor o la principal ventaja de Domínguez sobre su competencia es la manera en la que minimiza las equivocaciones con el balón. No da lugar, no asume riesgos que pueden acabar siendo tonterías.

– El domingo en Getafe no estará Mario Suárez por acumulación de tarjetas. Sus críticos se alegrarán con la ligereza que no les permitiría contar las seis recuperaciones que realizó en el primer cuarto de hora del partido contra el Udinese. Silvio, Filipe, Assunçao y quizás Tiago tendrán que jugar contra el equipo de Luis García.

 

20 OCTUBRE: UDINESE 2 – ATLÉTICO DE MADRID 0

 

El Atlético de Madrid continúa intensificando el gris de los resultados y las impresiones. La coreografía y la puntuación no varían pese a que Manzano se empeña en cambiar jugadores y dibujo. Esta película ya la he visto porque con los primeros fríos del otoño el equipo pone de acuerdo a todos los atléticos en el disgusto y los oficialistas comienzan sus proclamas (como cada año) contra el entrenador de turno, dando por sentado que la plantilla es muy buena. Muchos de los que insisten en que la plantilla de este año sí es muy buena lo dicen todos los años por estas fechas.

Manzano alineó en Italia a Perea, Miranda, Godín y Filipe en defensa. Otro desmentido oficial a los que aseguraban que el entrenador se había cargado (sic) al colombiano o los que con total impunidad señalaban que Perea se negaba a jugar de lateral derecho sin reparar en que se ha hartado a hacerlo en su carrera profesional. El ensañamiento con Perea se hace tan largo y pesado que revuelve sospechas y pensamientos escandalosos en mi cabeza. Si los contara me tacharían de desleal y escandaloso así que esperaré a consultarlo con el propio jugador.

El centro del campo formó con Assunçao y Gabi como volantes centrales, con bandas ocupadas por Juanfran (derecha) y Pizzi (izquierda). En algunas fases se apreció el beneficio de contadas superioridades por esas zonas laterales.  Y pareció el equipo más adelantado en la presión con respecto a los últimos encuentros, algo también positivo. Assunçao cumplió con creces sus funciones mientras Gabi se quedó a medio camino entre las aportaciones ofensivas y defensivas más de lo deseable. Yo no sé si Manzano es un gran admirador del juego del Barcelona o del de la Selección Española. No sé si hasta tal punto de tenerlos como referencia u objetivo. Si fuera así creo que con este Atlético el entrenador jienense se ha quedado en la primera lección, en las vocales. El balón se toca pero con lentitud y sin lo fundamental. Falta lo que hace cada jugador antes de recibirla y después de pasarla.

También se aprecia alguna que otra deficiencia en el terreno físico. Quizás sea un asunto de planificación pero la mayor parte de los jugadores no parecen estar cerca de sus picos más altos en velocidad y rapidez de reacción. También hay ciertos jugadores que parecen fundirse antes de tiempo con el paso de los minutos.

Aún así el Atlético fue mejor a los puntos que el Udinese y fue maltratado por el árbitro en algún que otro penalti no pitado en el área del equipo italiano. Pero de nada sirve decirlo como reclamo, ni siquiera como garantía de que llegarán mejores resultados. Quizás el gol obsesiona tanto que con un buen resultado (0-0 en campo del Udinese) Adrián entró por Gabi. Diego se retrasó. Al retrasarse recogía el balón en posiciones aún más lejanas a la portería rival y Adrián y Pizzi también tuvieron que bajar a ofrecerle al brasileño las conexiones. Este retroceso posicional general propició el ánimo ofensivo del rival, por efecto acordeón. Koke entró por Pizzi y se quedó en la banda derecha pasando Reyes a la izquierda.

El primer gol, el de Benatia, llegó con un rebote después de que Perea y Godín tardaran más de la cuenta en salir de la cueva y luego el colombiano fallara en su posición con respecto al rival.  El segundo, de Floro Flores, después de que Reyes perdiera un balón de manera absurda, Assunçao se viera desbordado y sin recursos debido a la tarjeta que ya tenía en su haber y Godín dudara hacia dónde acudir y no llegara a tiempo.

En las declaraciones posteriores al partido de nuevo salió a la luz el merecimiento, un concepto recurrente que ya pasa de consuelo a cruz martilleante.

 

 

15 Octubre: Granada 0 – Atlético de Madrid 0

 

El Atlético continúa, anodino, en aguas detenidas. Entre lo vacuo y lo insulso. Si sigue así crónicas y blogs se volverán repetitivos. Varían los jugadores y escasean las novedades mientras ya son cinco los partidos (de siete disputados) en los que no se logra marcar un gol. Las rotaciones, voluntarias u obligadas, y la sequía se han vuelto también monótonas, cansinas.

Es cierto que Gregorio Manzano insiste sin demasiados frutos con el trivote en el centro del campo pero por improductivo empieza a sonar a hueco. En realidad suena a engañoso porque Manzano prometió un 4-3-3 y de eso, poco o nada. La gente que vivió los años setenta y ochenta sabe que el 4-3-3 se juega con extremos. Lo inventó Rinus Michels y hubo una época en la que todo el mundo jugaba así. Al mismo Atlético le he podido ver grandes extremos como Futre, Marcos, Pedraza, Leivinha, Rubio o Paco Llorente. Pero no, contra el Granada el Atlético pasaba del 4-3-2-1 al 4-3-1-1-1 en función de los movimientos de Reyes. El equipo rojiblanco necesita abrir el campo en ataque para encontrar vías de llegada y con esto no me refiero a los laterales. Reyes ya estuvo más tiempo en este partido cerca de la banda derecha pero se necesita abrir la otra. Turan, ahora lesionado, ha resultado de momento más parecido de lo deseable a Diego así que Pizzi o Juanfran (en su posición natural) son las únicas opciones recomendables.

La posición de partida del equipo rojiblanco es inquietante. El Granada salió activo, presionando con cinco jugadores en campo rival. Por contra, cuando defendía el Atlético, se retrasaban las líneas y a veces hasta ejercían labores de contención en campo propio todos menos Falcao. Como si se tuviera un equipo dotado para el contraataque, que para nada es el caso. Habrá gente que argumente que con Reyes y Diego no se puede presionar muy arriba. El caso es que cuando al equipo no le falta por un lado le falta por el otro.

Las labores de Tiago y Gabi en ataque otra vez quedaron en la indefinición. La posición central de Mario Suárez le retrasa más la posición, para ser el quinto defensor o para sacar el balón desde la cueva. Pero continuamos con la impresión de que los otros dos volantes no solucionan ni delante ni detrás. Por vocación estática o temor el Atlético traiciona el precepto del toque al servicio de la ganancia de terreno. Para ello se requiere de un movimiento contínuo de los jugadores nada más tocar, la búsqueda de espacios libres siempre intentando ganar metros con respecto a la meta rival.  La mitad de los jugadores no siguen esta coreografía. Da la sensación de que queda mucho camino por recorrer en la búsqueda de sincronía y automatismos para llegar al área rival de manera constante.

Pese a los buenos números defensivos hay ocasiones en que los centrales se muestran conservadores a la hora de salir a por rivales libres con decisión. Este temor es directamente proporcional a la atención y al compromiso que se requiere de los tres volantes para todo tipo de cuidados defensivos, retrasando su posición más de lo deseable.

 

OTRAS CONSIDERACIONES:

– El tiro al palo de Uche en el minuto 3 viene determinado por un error de entendimiento/marcaje de Miranda. Tras el centro de Dani Benítez Miranda no sigue a nadie, se queda sin referencia. Domínguez tapa a Geijo y Uche entra sólo por detrás.

– Extraña como poco la manera de defender un saque de falta del Granada en el minuto 13. Domínguez y Miranda estaban librados del marcaje personalizado, uno por delante por si el centro se quedaba corto y otro al final por si el centro iba pasado. Y fueron Juanfran y Mario Suárez los que tuvieron que bregar con los supuestos rematadores del Granada. Finalmente cabeceó Mainz fuera.

– En el minuto 19 el Atlético se vuelca al remate de un corner y deja a Juanfran como imaginaria. El portero Roberto saca en largo, Juanfran falla de manera clamorosa al intentar parar el balón y Dani Benítez desperdicia una gran ocasión. En su primer día de lateral le tocó en la primera ocasión a Juanfran, pensando en que los dos centrales van a rematar. Pero, como se demostró en una ocasión similar posterior, el elegido desde un principio debería haber sido Filipe, más acostumbrado a medir distancias y despejes en esas situaciones.

– En la jugada del minuto 33 en la que el Granada pidió penalti a Uche (inexistente) hay falta de coordinación en el movimiento de Miranda y Domínguez. Primero no sale ninguno y después salen los dos a la vez.

Diego, que fue el mejor jugador del Atlético en el partido, abusa demasiado del pase al hueco perpendicular a la portería. Lo que viene a ser el botón del triángulo en los juegos de fútbol en la videoconsola. Los rivales lo saben y cada vez ajustan más.

– Hasta los cambios Filipe, Tiago y Diego fueron los mejores. Los tres suplentes, Assunçao, Adrián y Pizzi estuvieron a buen nivel y con ellos en el campo se pasó al 4-2-2-2, primero con Adrián de segundo delantero y luego Pizzi como segundo delantero y Adrián en punta.

Juanfran fue de menos a más en el partido. Su atención, esfuerzo, cumplimiento y durabilidad física como lateral fueron dignas de encomio. Podríamos comparar la exigencia con cualquier caso en el que un jugador de campo se tiene que poner de portero tras una expulsión.

– En los últimos cuatro partidos Mario Suárez ha estado más impreciso en el pase y en la salida de lo que ha sido costumbre en su carrera aunque, como ha dicho algún lector en los comentarios de este foro, casi siempre ha sido un segundo volante con más libertad de movimiento y menos responsabilidad defensiva. Como Mario debe mejorar y este blog también le preguntaré los motivos y lo contaremos por aquí.

– La soledad de Falcao arriba le tiene muerto de hambre y sed, como Tom Hanks en Náufrago. La diferencia es que Hanks era un empleado de FedEx y Falcao un goleador en el Oporto. Necesita compañía y atención, revuelo y aglomeración en su entorno. Adrián puede ser una buena pareja de inicio (la pena es que ya no hay más que sean o puedan ser delanteros centros, nueves). Adrián estuvo magnífico en desmarques, movimientos y en la concepción instantánea de la combinación. Su problema es que no es un goleador. Su promedio profesional es de un gol cada seis partidos, similar al de Reyes.